El estómago se divide en:
Cada año se diagnostican en España cerca de 7.800 casos nuevos de cáncer gástrico. Suele afectar con mayor frecuencia a varones y la edad de mayor incidencia es entre los 50 y 60 años.
La mayoría de los tumores gástricos malignos son adenocarcinomas (ya sea de tipo intestinal que parece estar relacionado con factores de riesgo [tabaco, alcohol] o de tipo difuso, de peor pronóstico, más frecuente en personas jóvenes). Otras variantes menos frecuentes incluyen linfomas gástricos, tumores del estroma (GIST) o tumores neuroendocrinos.
En general, en las fases más tempranas de la enfermedad el paciente no presenta síntomas, o éstos son mínimos. Cuando los síntomas aparecen, el paciente refiere dolor abdominal, generalmente en la parte alta, y sensación de plenitud tras la ingesta (incluso con escasa cantidad de alimento). Otros síntomas frecuentes son los vómitos, las náuseas, la pérdida de peso no justificada, y un síndrome constitucional (astenia y anorexia). Con frecuencia el tumor puede romper un vaso y producir sangrados más o menos intensos que se traducen en melenas (heces de color negro por la sangre digerida) y anemia por la pérdida constante de sangre.
En la actualidad se conocen una serie de factores que juegan un papel importante en la aparición y desarrollo de este cáncer:
Por lo tanto, una dieta rica en verduras y, moderada en alimentos salados o ahumados, evitar el tabaco y un consumo moderado de alcohol, reducen el riesgo de desarrollar cáncer de estómago.
El tratamiento del cáncer gástrico es multidisciplinar y depende de la fase en la que se encuentre la enfermedad en el momento del diagnóstico, edad del paciente, y localización del tumor.
En general, el tratamiento está basado en la combinación de alguno de estos tratamientos: cirugía, tratamiento con radiaciones y quimioterapia. Siendo, de entrada, el tratamiento de elección la cirugía (gastrectomía radical).
Aquellos pacientes a los que se les ha podido resecar el tumor, pero con lesión localmente avanzada o con afectación ganglionar, son candidatos a tratamiento complementario tras la cirugía (adyuvante) con quimioterapia y/o radioterapia.
Los pacientes que son inoperables o con tumores irresecables, son tratados con quimioterapia de inducción.
En aquellos casos en los que la enfermedad está diseminada (afecta a otros órganos), la quimioterapia es el tratamiento de elección. La radioterapia, en esta fase de la enfermedad, tiene una finalidad más paliativa que curativa y es fundamental en el control de síntomas como el dolor, la hemorragia o la obstrucción intestinal, mejorando la calidad de vida de los pacientes.
El desarrollo científico y tecnológico de los últimos años ha permitido una mejora en el diagnóstico y tratamiento del cáncer gástrico, lo que se traduce en cifras de supervivencia global (sin tener en cuenta el estadio, edad, o histología) en España del 31% a los 5 años tras el diagnóstico, frente a la media europea, que se sitúa en torno al 25% a los 5 años. España con Italia, Alemania y Austria registran las tasas de supervivencia más altas de Europa.
La incidencia de este tumor ha descendido en las últimas décadas debido a la mejora en la conservación de alimentos.
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